El acebo ha estado presente en las celebraciones navideñas desde los primeros tiempos de nuestra era común. En la época romana se enviaban ramitas de acebo a los recién casados, y en las fiestas saturnales, que eran la fiestas de las cosechas en mitad del invierno, se hacían demostraciones publicas de gratitud obsequiándose mutuamente ramitas de acebo en señal de estimación y deseos de bienestar para la familia.
Crece solo el acebo en Europa, en Asia, en África y en toda America. Al invadir los romanos Inglaterra, vieron el gran aprecio que tenían sus habitantes por el acebo.
Para los Druidas era una planta sagrada. Y para que los espíritus de los habitantes del árbol no se vieran expuestos a las inclemencias del tiempo, llevaban ramitas de él a sus hogares.
Luego, en épocas posteriores, Inglaterra fue mas festiva gracias al acebo. Liberaba al hombre de los maleficios de las brujas, y pisar sus bayas, se creía, atraía la desgracia.
Es el alimento preferido del petirrojo. Todas las casas, los templos, las esquinas y las plazas de Londres se adornaban con ramas y guirnaldas de acebo en los días cercanos a Navidad.
Un mito celta relacionado con el acebo es el relato en el que los protagonistas son Gawain, señor del roble y El Caballero Verde, señor del acebo, donde se describe la virtud del honor, posteriormente el romance irlandés fue adaptado a las fábulas arturianas, menos paganas, como una batalla anual entre el caballero del Roble y el Caballero Santo, siendo en sus orígenes un relato celta irlandés denominado “Romance de Gawain y el caballero verde” que tiene que ver con el espíritu humano, puesto a prueba.
Fuentes:
http://www.autorneto.com/
http://www.navidad.es/
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