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viernes, 8 de agosto de 2008
En una era de alquimistas y astrólogos, de adivinos y curanderos, el aprendíz que estudie la magia que los magos llevan practicando desde tiempos inmemoriales necesita unos cuantos consejos sensatos.
El mejor consejo que puedo darte es que desistas de tu propósito. La magia es un asunto peligroso y difícil, y juguetear con ella suele conducir al desastre. Sin embargo, no es tan fácil disuadir a los aprendices modernos, pues se han acostumbrado a hacer oídos sordos a los consejos. Así que si tu deseo de aprender magología es inquebrantable, mi otro consejo será en forma de guía y orientación. Ante la ausencia de un verdadero mago de carne y hueso, esta guía te proporcionará la ayuda y el ánimo que te daría yo mismo si estuviese ahí contigo como tu maestro.
La magia no forma parte de las ciencias naturales. Los magos no tratan de realizar experimentos empíricos. Los alquimistas, los astrónomos, los filósofos y los geógrafos que consideran su trabajo equivalente al de los magos, están tristemente equivocados.